Los usuarios suelen ser poco fiables a la hora de indicarte dónde están almacenando sus datos, por lo que tanto tu como tu personal debéis analizar sus patrones de trabajo de forma proactiva.
Por ese motivo, deberás considerar elementos como cuentas de Dropbox no aprobadas, archivos almacenados en el Escritorio y copias de seguridad del sistema de contabilidad volcadas en unidades locales.
Haz todo lo posible en materia de configuración de alto nivel para proteger a los usuarios de sí mismos: redirigir los escritorios y las carpetas de documentos, así como pensar sobre dónde se almacenan los archivos de correo electrónico.
Los datos importantes nunca deben almacenarse únicamente en un disco duro local, que puede fallar en cualquier momento.